Después de varios años de esta “dictadura” del producto oriental, este año la realidad ha sido bien distinta.
Por el momento, de cinco se ha pasado a tres pabellones y algún expositor desperdigado por algún pabellón, dato que ya invitaba un poco a la reflexión, porque el número de expositores tenía que reducirse de forma lógica y los últimos acontecimientos venían a demostrar que le producto oriental pasaba por sus horas más bajas, pero no al nivel que hemos podido apreciar. Y lo digo, porque lo hemos visto por nuestros propios ojos, ya que hemos estado allí, como en el resto de las ferias de los últimos meses (Maderalia, SICUR, Expocadena, Colonia y Profer Canarias) y no hablamos de lo que nos han contado, como hacen otros que no se han desplazado al lugar donde se celebra la feria.
Acostumbrado, desde 1991 a ver el recinto de Colonia y picado por la curiosidad y aula de formación para mi compañero, nos encaminamos a los pabellones orientales (1 al 3) para mostrar la curiosidad y revuelo habitual en sus pasillos y stands.
Mi sorpresa fue mayúscula al apreciar un gran vacío y poca gente por los pasillos y menos por los stands. No daba crédito a lo que estaba viendo. Esta no era mi Colonia, me la habían cambiado y más después de haber estado toda la mañana en el pabellón 10 (antiguo 14) y ver el gran volumen de gente del primer día. No contento con el tema, repetimos experiencia la mañana siguiente (lunes) y el resultado fue el mismo, al igual que esa misma tarde y la mañana del martes. Los compradores han huido de los pabellones orientales y han volcado sus esfuerzos en los fabricantes europeos que dan más garantías, aportan financiación, plazos de entrega serios y no te piden el dinero por adelantado. Sí a eso unimos el coste de los fletes, tenemos la explicación a este cambio de tendencia del cual nos alegramos enormemente.