Ferretería, cerrajería, suministro industrial y bricolaje.

Adiós a Arturo Acosta, el Representante

Escribir este artículo es un gran reto personal, como cuando escribí sobre la muerte de mi madre, porque se junta el corazón con la profesión.

Se ha marchado mi amigo, mi hermano y una de las personas que más me ayudado a nivel profesional y personal. Siempre orgulloso de ser Representante

Corría el año 1992, el olímpico, cuando en el stand de ARFE en Colonia, Enrique Izquierdo, Director Comercial de ARFE, nos presentó y le dijo, “échale una mano”. Nos recorrimos juntos media feria y llevándome a los stands de sus muchas representadas y ahí nació una gran amistad que ahora se ve truncada con su muerte.

 

Podría contar muchas anécdotas compartidas, pero voy a ser todo lo concreto que mi profesión exige. Arturo nace en Tacoronte en 1946 (el 5 de julio hubiera cumplido 74 años) y siempre muestra inquietud por el mundo comercial y los deportes. Practica y destaca en futbol, boxeo y lucha canaria, siendo miembro de algunas selecciones canarias que vienen a competir a la península. A la edad de 18 años comienza a trabajar de Comercial en la ferretería Las Afortunadas, uno de los referentes de la distribución tinerfeña. Pero, culo inquieto, monta en 1970 su agencia de representación. Sí, estamos en el 50 aniversario. Inicia una carrera comercial impresionante, que le lleva incluso a residir unos años en Eibar al formar parte de Motorciclos, que luego se convertiría en Super Ego, con su amigo Iñaki Garmendia. Finalizado ese periplo vuelve a las islas y potencia su papel en todo el archipiélago. En 1998 inaugura sus oficinas actuales de dos plantas e inicia una nueva etapa con ARFE como principal representada. Posteriormente en plena crisis del 2008 compra el local del al lado para montar una escuela de formación para sus clientes. En plena crisis reinvierte y ficha a un ingeniero para meterse en los proyectos de conducción de aguas.

 

Pero antes, había practicado una tradición como era la comida que organizaba en diciembre a la que invitaba a los principales clientes canarios, representadas peninsulares y sus amigos y los de su padre, así como su familia. Alrededor de 200 personas que pasábamos unas jornadas inolvidables, a las que me incorporé en 1998 y no fallé hasta 2008 en que se terminaron por culpa de la otra crisis.

Arturo y su equipo 2008

Arturo siempre ha sido muy amigo de sus amigos, ayudando a quien lo necesitaba y aconsejando cuando era preciso, como ha sido mi caso. Un profesional y un caballero de la representación y amigo de su competencia. Siempre presente en los acontecimientos sectoriales, las principales ferias y a donde se lo pidieses.

 

Sus amigos eran incontables, como sus representadas, pero Antonio Isidro Gónzalez (Santana) y Paco Luís Ronández estaban a la cabeza. Probablemente estén ya allá arriba maquinando algún negocio celestial, entre Isidro y Arturo.

 

En fin son tantas cosas, pero no quiero olvidarme de sus visitas a Madrid, a comer boquerones en vinagre en la desaparecida Cruz Blanca o El Cantábrico, los cocidos de Don Cocido y, por supuesto la “peregrinación” a Sepúlveda a comer un cuartito de Cordero en Casa Tinín, su gran amigo de hace muchos años. Luego el café en La Palmera y el roncito en Casa Román. Aún no estando bien nunca faltó a su cita. Incluso con garrota fuimos a comprar ese Bentley azul que fue el penúltimo de sus caprichos que poco ha podido disfrutarlo, pero la ilusión con la que lo compró y cederme el derecho de que eligiera el color, para mi será un recuerdo imborrable.

 

Desde hace tres años cuando se rompió la pierna y el tobillo, Arturo no ha levantado cabeza con diversas crisis que le quitaron parte de su salud. Superó la pandemia en la soledad que se supone y hace pocas fechas que salió del hospital donde le habían extraído líquido. Pero nada hacía pensar este desenlace brutal e inesperado.Isidro S S

 

Sus hijos Natacha y Sergio, así como su “hijo comercial” Ángel, así como el resto de sus compañeros han quedado huérfanos, aunque nos tengan a los amigos para recordar siempre a esa gran persona, amigo y profesional que ha sido Arturo Acosta Abrante. Pero, esto no acaba aquí, ya lo verán.