Importante y a tener en cuenta, la preocupación de algunas organizaciones por recuperar al consumidor. Se oyen voces de esa deserción del cliente hacia las ferreterías y no están lejos de la verdad. Los tiempos han cambiado y no se puede volver a las trincheras. Hay que intentar hacer al cliente la compra agradable y para ello hay que mantener los establecimientos limpios, con estructura decorada, escaparates cambiantes, la amabilidad por bandera y el consejo, como principal arma que invite al cliente a volver. La mejor defensa es un buen ataque han escrito muchas veces los medios futboleros y no andan tampoco alejados de la verdad.
El atrincheramiento tradicional del ferretero, ahora obra en su contra, porque ya no es una figura en el barrio, es un comercio más y, en muchos casos poco agraciado. Esa es la imagen que se debe cambiar y volver a convertirse en “el ferretero del barrio”. Sabemos cuales son los defectos de la competencia, pues convirtámoslos en ventajas propias. Un buen consejo, amabilidad, tienda agradable, invitan a volver, lo contrario rita por tierra nuestra profesionalidad y manda al público a los centros comerciales.
Está prácticamente encima la campaña de Navidad. Parece un filtro para nuestros bolsillos, ya que todo el mundo tiene que regalar algo y aunque no quede mucho en la cartilla, se hace un esfuerzo. Ahora que no se hacen regalos costosos, por la falta de “plata” quedarían nuestros amigos argentinos, la ferretería presenta muchas opciones de regalo en sus estanterías.
Es necesario mostrarlo todo para que el cliente no se olvide que en la ferretería tiene un aliado para obtener alguna pieza de menaje, herramienta o elementos de jardinería, por no extendernos. La ferretería debe ser el principal aliado para aportar soluciones al consumidor y darle opciones de compra, apoyado en ese consejo “amigo”. Sí vamos por ahí, quizás arreglemos un poco los números finales de 2014.